Asilo Marín, el hogar de todos.

El amor necesita todas las fuerzas, así como el rosal necesita para florecer de luz y de calor, de rocío y de abono, así la voluntad no florece plenamente sin el amor, esa fortaleza en el amor nos mueve a cada una al ver la vida de los ancianos, y nosotras como Congregación Marta y María, nos sentimos felices al darla, al poder entregar nuestra juventud en nuestras misiones, especialmente en esta entrega de amor hacia los ancianos y ver el rostro de Jesús Resucitado en ello.
El Hogar Marín de La Plata, por sus 100 años, merece esto y mucho más, necesita del amor incondicional de todos los platenses, necesita que lo veamos como “EL HOGAR DE TODOS”, donde habitan nuestros abuelitos, personas que en el ocaso de sus vidas merecen descansar por toda la fuerza y empuje que en su juventud han dado por nuestra ciudad y nuestro país. Son miles los abuelitos que pasaron y que supieron hacer del hogar una antesala al cielo, y son otros tantos miles que pasarán por sus puertas si valoramos y ayudamos a esta obra tan importante en nuestra ciudad.
El documento conclusivo de Aparecida nos llama a la reflexión (APA 9.4) Todos sabemos que los niños y jóvenes son los que construyen el futuro de los pueblos, porque llevarán adelante la historia, pero también los ancianos son parte de ello, porque transmiten la experiencia y la sabiduría de sus vidas. Es por eso que no los tenemos que olvidar. El respeto y gratitud de los ancianos debe ser testimonio en primer lugar por su propia familia. La palabra de Dios nos interpela de muchas maneras a respetar y valorar a nuestros ancianos, nos invita a aprender de ellos con gratitud y a acompañarlos en su soledad y fragilidad.
Los ancianos son parte de nuestra familia. Sin embargo a menudo son olvidados o descuidados por la sociedad y hasta por sus propios familiares, esta es una dura realidad que nos toca vivir en este hogar. Por aquí pasan hijos ejemplares, que no solo vienen a visitar a sus padres, sino que adoptan a los demás como sus papás y mamás, pero también hijos a los que conocimos solo en el momento en que se mostraban interesados en internar a sus ancianos.
Cada abuelito de nuestra ciudad merece ser reconocido por la labor que gastó su vida, por el bien a su familia a la sociedad, cada abuelito por ello es digno de Dios y por eso es reconocido hijo de Dios, mereciendo nuestro amor, nuestra caridad. Es nuestro deber de hijos aportar en la vida de nuestros mayores ese amor de reconocimiento, participar de la cruz de sus dolencias, de la soledad, de las capacidades disminuidas… y es esa la obra que llevamos a cabo en el Hogar Marín, aquí tratamos de concretizar esta caridad, ese es nuestro objetivo; en dar acogida a estos ancianitos que sufren soledad o falta de amor familiar o que viven en condiciones impropias de un ser humano, debido a su vivienda o a las condiciones del entorno de las mismas, etc.
Queremos que nuestros abuelitos lleguen a vivir la plenitud de su fe; porque la frontera definitiva no es más que el reencuentro con Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida; la vejez, por lo tanto es el anticipo de ello.
Queridos lectores, no nos olvidemos que Dios ha presidido el primer acto de nuestras vidas, preside también el transcurso y presidirá su final, es por ello, que los llamo a la caridad, y como cristianos debemos vivir esta virtud con entrega y generosidad. El hogar Marín ya es parte de la vida de muchas almas generosas que comparten su tiempo, trabajo y amor, pero aún nos faltan manos para hacer del hogar esa antesala del cielo que cada uno de sus residentes necesita, ellos esperan tanto de nosotros como nosotros recibimos de ellos.
Ser Iglesia es vivir una experiencia de encuentro y conversión permanentes transmitida a la sociedad para que todos tengamos la posibilidad de descubrir y participar de Dios, y de su Reino. Esta es una hermosa misión de la que todos formamos parte y cuya tarea principal es darle esa continuidad con un testimonio de entrega y servicio en el Amor de Dios.
Tanto para los que vivimos dentro como para los que lo vemos desde fuera, el Hogar Marín, es esa posibilidad de alcanzar a Dios a través del servicio de la caridad, y es eso lo que hace del Marín "El HOGAR DE TODOS".


Madre Jeannette
Madre Superiora

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola soy una alumno de una escuela privada de la ciudad de la plata ubicada a unas 5 cuadras del asilo, les comento que durante el año lectivo iremos a el asilo a conocer a los ancianos, debido a un proyecto que estamos haciendo con el grupo y la escuela...por lo menos a mi me parecio un proyecto muy lindo.ya que podemos relacionarnos con personas que particularmente no tienen apoyo familiar tan solo de el asilo y demas ancianos, asi que un dia de estos le podremos dar una sonrisa a los ancianitos... muchos saludos ! hasta muy pronto.