Se respiraba el gozo de saber que los abuelos contaban con uno de los mejores almuerzos, servidos por las hermanas y la calidez humana del grupo de voluntarias y amigas del hogar, cuya presencia vistió de amor fraterno cada rincón de la casa, preparando la exquisita comida en la cocina, como también derramando afecto en el servicio de las mesas. Cada detalle del salón reflejaba el amor y entrega de las Hermanas hacia los residentes, y es así como lo atestiguó una de ellos, Lucia Borda quien hizo emocionar a más de uno con su testimonio de vida y sus palabras de agradecimientos hacia la Congregación Marta y María.
Entre las intervenciones importantes, contamos con las palabras de Mons. Nelson Viola, presidente del Consejo Arquidiocesano y la del Ing. Silvano Trevisán, el cual presento un loable trabajo de datos estadísticos del Hogar, resumido en un impecable cuaderno que fue obsequiado a los Señores Marín, un excelente informe colmado de datos tan interesantes como curiosos que hacen de esta institución un lugar único enriquecido de una hermosa historia que a lo largo de 100 años ha ganado el corazón de la sociedad platense.
Y quien ha emocionado ganándose el cariño de todos, fue Carolina, que fue agasajada por ser la residente más longeva que existe a lo largo de toda la historia del Marín, con sus 101 años y con una mente lúcida saludo a todos convidándonos con el postre más dulce y sabroso de esta fiesta, su alegría y simpatía desbordantes.
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